Érase una vez
Érase una vez un gran sueño pintado de niños, juegos y cuadernos. Así comienza la historia del colegio Freinet, el cual fue fundado por dos valientes emprendedoras, Ligia y María Isabel Betancur Estrada, quienes no solo soñaron, sino que materializaron los miles de proyectos que traían sembrados en sus corazones, y lucharon hasta convertirlos en realidad pese a los retos que el sistema educativo colombiano ofrece para este tipo de emprendimiento.
El 2 de septiembre de 1992, nuestro colegio abrió sus puertas a veinticuatro estudiantes, entre los grados jardín y primero de primaria. Esos primeros años marcarían el camino a seguir en cuanto a políticas institucionales. Para nuestros fundadores era claro que sus alumnos debían tener un profundo apego a las raíces, a lo autóctono.
El nacimiento del Macro
En esa época no se había institucionalizado la celebración internacional del día del niño, pero existía la necesidad de brindar un espacio recreativo, un espacio que no correspondiera al Halloween, pues era una festividad extranjera que no encuadraba nuestro perfil , entonces qué mejor que hacerlo destacando nuestro modelo educativo: la investigación. Urgía celebrar el día de los niños con un estilo muy Freinet. María Isabel propuso entonces: ¿qué tal si para complementar el proyecto investigativo nos disfrazamos con trajes alusivos a él?
Ese año el proyecto se denominó “El encuentro entre dos culturas”, con motivo de conmemorar la llegada de los españoles a América, para esto vendrían disfrazados los estudiantes y los profesores de indígenas y españoles, solo así… sin coreografía, pero con mucha alegría, con grandes sonrisas, pues era un día salido de la cotidianidad.
Era un día cálido. El sol brillaba como si tuviera ganas de participar en este especial evento que sería el comienzo de una gran historia. Los niños se encontraban ansiosos; corrían de un lado a otro para lograr el cometido: convertirse en valerosos guerreros que habían defendido sus culturas hace muchos siglos. Otros se esforzaban por representar a los astutos españoles, que habían viajado en busca de tierras desconocidas. Cada uno organizaba su traje con tanto esfuerzo… había novedosos materiales como costales de azúcar, convertidos en túnicas sagradas; las niñas usaban llamativos accesorios que hacían referencia a la noble cultura que estaban representando.
Ambiente de felicidad. Las risas retumbaban por todos los rincones. La flauta dulce de Germán Puerto, un estudiante de primero, deleitaba los oídos de todos con su fina melodía. Era un día para disfrutar con todos: padres, maestros, niños, música en el salón de la sede freinetiana, pues era un día para gozar con los protagonistas del show : Tayronas, Mayas y Muiscas. Todo el colegio unido por la historia de nuestra tierra colombiana…Así nació nuestro gran Macroproyecto.
Sábado 17 de noviembre de 2018
Esta noche somos más de ochocientos corazones palpitando al son de la misma canción, una melodía alegre que nos recuerda la magia de aquellas historias que nos hicieron soñar de pequeños, pero que vamos olvidando conforme crecemos: los cuentos de hadas.
Los hermanos Grimm hicieron más que reconstruir relatos perdidos entre recuerdos; ellos trazaron un retrato de los seres humanos, que perduraría para siempre. Nuestro mundo está lleno de reinas, brujas, reyes, guerreras, soldados y monstruos que no son más que simples personas recorriendo el camino de la vida, interpretando diferentes papeles, luchando en diversos bandos y elaborando su propia historia.
Hoy se escribe la historia del decimosexto Macroproyecto del colegio Freinet, un relato increíble en el cual nosotros somos protagonistas. El escenario donde jugaremos con todo lo que tenemos es el coliseo de la Escuela Nacional del Deporte, el cual poco a poco se va llenando de estudiantes, docentes, directivos y padres que están ansiosos por ver el resultado de más de dos meses de trabajo.
Los minutos corren y cada vez se acerca más el momento que tanto hemos esperado. Es el primer Macro para unos y el último para otros, pero la energía nos une por igual, tanto que cuando suena el primer timbre la multitud lanza un grito y se cuestionan si esto no es solo un sueño. En el segundo sentimos las dudas y las ansias azotarnos, y en el tercero tenemos la seguridad de que no estamos soñando, por el contrario, estamos más despiertos que nunca, porque sabemos que la noche nos pertenece.
La presentación comienza con una proyección gigante, un video que muestra a través de los ensayos, vestuarios y entrevistas todo el trabajo tanto artístico como investigativo que esta obra conlleva. Ahora, inicia realmente la fantasía: veinte personajes originarios de cuentos diferentes dan inicio al primer capítulo de esta historia cantando, contagiándonos de su felicidad y sumergiéndonos en el ambiente mágico propio de los bosques de los cuentos de hadas.
Los grados décimo, tercero, primero, jardín y transición componen este primer tomo, el cual nos cuenta a través del encanto de la música, el baile y el arte cuatro cuentos que reflejan desde culturas antiguas hasta moralejas que aun los adultos olvidan. Alibabá y los cuarenta ladrones, con un protagonista entusiasta; Los músicos de Bremen con divertidos sonidos; Jack y las habichuelas, con gigantes que en realidad son docentes; Los tres cerditos, con sus características casas hechas de paja, madera y ladrillo; y Caperucita Roja, una niña vestida de rojo que le robó el corazón a más de uno por su ternura.
El siguiente capítulo refleja los cuentos desarrollos en el mar e inicia con un baile por parte de diversos personajes. Nos muestra la historia del niño de madera al cual le crece la nariz cada vez que miente, a cargo de grado séptimo; los extraños viajes de un hombre que llevaba por nombre Gulliver, en manos de los jóvenes de cuarto grado; y el conocido relato de La sirenita, llevado a cabo por grado sexto.
Si el primero fue coro y el segundo fue danza, lo debido es que en el último capítulo, del cual desprende la hermosura de los palacios reales, se combinaran esos elementos para crear algo increíble. Esta parte comienza mostrando vestuarios elegantes, con grado segundo, que interpreta El traje del emperador; continúa con noveno, que entre espejitos y manzanas hechizadas narra la historia de Blanca Nieves; y termina con la trágica historia de amor entre La bella y la bestia.
Parece el final, pero aún falta lo mejor. En el escenario irrumpe Maléfica y le da la bienvenida a aquellos que nunca volverán a vivir esta magia, aquellos que tal vez mañana ya no veremos entre nosotros porque se habrán ido a cumplir sus sueños, grado once.
El público les aclama. Ellos danzan y cantan llevando cada uno el vestuario de un personaje emblemático de los cuentos. En un segundo, la canción que les acompaña deja de ser un sonido y se convierte en una realidad:
This is the moment
Tonight is the night, we’ll fight till it’s over
So we put our hands up like the ceiling can’t hold us
like the ceiling can’t hold us
Después del confeti todos aplauden. Érase una vez ha concluido. Ahora solo queda esperar al año siguiente con un magnífico recuerdo en la mente y una mariposa que nos impulsa a seguir soñando en el corazón.
Cada año la historia se repite. El gran sueño cobra vida y aun cuando a veces la rutina nos inunda, y pasamos días enteros entre libros, talleres, y tareas… de pronto llega ese tan anhelado momento, ese cuando nuestros maestros dicen: “hora de ponernos manos a la obra con nuestro vestuario”. Empezamos a saborear el Macro, con mil carreras, agotadores y divertidos ensayos que nos hacen grandes, que nos llenan de orgullo, que nos hacen vibrar el alma y que nos consolidan como la gran familia Freinet.
Autores: Laura Sofia Ibarra , Juliana Núñez , Juan José Corrales.